Reportaje de lectio divina “Según tu Palabra”
La semana pasada llamé a un amigo de la lectio para hacer un reportaje y la llamada fue una bendición. Le conté como se hacen y le gustó la idea. Me dijo que mejor él enviaba un testimonio personal, que revisáramos su escrito y ya lo cerraríamos por teléfono. Solo me insistía en evitar datos personales y que usara el nombre de Javier. No lo entendí bien al principio, pero al leerlo, comprendí su propuesta.
Javier venía algunas veces a los encuentros de lectio que teníamos hace años en un monasterio de monjas contemplativas. Yo era del equipo que animaba los encuentros junto con dos monjas de la comunidad. Asistían una media de treinta personas. Javier tiene muy buenos recuerdos de aquellos momentos de oración, aunque participaba poco. Dice que le enseñaron cosas muy nuevas para él sobre la manera de tratar al Señor y que le marcaron mucho. Ya han pasado tres años que se interrumpieron, pero me refirió que se acordaba de muchos detalles y cosas que hacíamos. Por lo visto era una esponja. Dice que tenía un “cuaderno de campo” con muchos apuntes y notas. En otra conversación ajustamos pequeños detalles de este testimonio y ahora lo compartimos aquí:
“Mi nombre es Javier y empecé a practicar la lectio a partir de los encuentros en el monasterio. También entonces, comencé a seguir, en la oración personal, las pautas de ‘Según tu Palabra’. Lo primero es un sincero agradecimiento porque habéis sido mano de Dios en mi vida. Pararme un tiempo cada día en los pasos de la lectio divina me acerca al Señor de una forma nueva y diferente. Mi vida de oración ha ido cambiando de forma sorprendente. En todo esto, empezamos una familia Elena y yo, tenemos una hijita, falleció mi padre, terminé los estudios, nos fuimos a vivir más sencillamente a un pueblo de la sierra, y empezamos a luchar para que nuestro día a día sucediera desde la luz que encontramos en la vida de Jesucristo, el Señor Resucitado. Han pasado muchas cosas, pero es verdad que la lectio divina ha sido lo más interior y personal: tocó mi corazón y la relación con el Señor… Este testimonio es una ocasión especial para reconocer cuantas cosas me han ido pasando desde finales de 2016.
Yo no comprendía los encuentros, aunque me atraían mucho y lo pasaba muy bien. No podía rezar así, en público. Ver a gente contar sus experiencias de la lectura, allí delante de todos, en alto, me cortaba mucho, me resultaba raro y difícil. No sabía expresarme así ni compartir con desconocidos. Mi forma de rezar era más privada. Desde pequeño me enseñaron a rezar con oraciones ya hechas y con palabras que no comprendía. Usaba mucho un devocionario, que había en mi casa, con oraciones escritas para cada situación y momentos de la vida. Había novenarios, letanías, exámenes de conciencia, poesías religiosas, ofrecimientos y oraciones para cada día… Había ejercicios piadosos en lenguaje de otros tiempos en: “vos”, majestad, altísimo, ¡oh!, exclamaciones pías… En los encuentros de lectio empecé a conocer experiencias de oración sorprendentes para mí. Yo no sabía hablar de tú a tú con el Señor. Hablaba a distancia. Le hablaba como “de usted”. No podía contarle mis cosas. No sabía orar, solo rezaba oraciones leídas con palabras de otros tiempos. Par mí la lectio divina ha sido como descubrir el tesoro del Evangelio. Me pasa de todo en el corazón durante los pasos. Es como si me hubieran roto una jaula. Precisamente, hace unos días, leía en el libro del Éxodo: “El Señor hablaba cara a cara con Moisés, como lo hace uno con un amigo…” (Ex 33,11). Y tiene mucho que ver con lo que quiero contar. A partir de ahora podemos hacer más reportajes cuando queráis. Gracia de corazón”. Da alegría poder compartir esta experiencia. Hemos quedado en hablar. Quiere compartir. Tiene cosas que contar y quiere hacerlo. El Señor ha estado grande con Javier.
Equipo Semillas